¿Cómo mi vida cambió al ser ateo?



¿Cómo mi vida cambió al ser ateo?
¿Cuántas veces te has cuestionado la existencia de Dios?
A decir verdad, casi siempre me lo cuestioné, Creciendo en un hogar sin padre en donde mi madre luchaba todos los días por salir adelante con seis pequeñas criaturas que todos los días necesitaban de alimentos, ropa y educación. Cada día era un verdadero tormento despertar y ver la realidad. Ver desde la perspectiva de un niño lo cruel que puede ser el mundo, ¿Por qué si hay un dios bueno pasan estas cosas?

Crecí en un mundo en donde cada día veía a los demás felices, todos disfrutando de sus perfectas familias, de las comodidades que puede dar la vida. Convencido de que para progresar en la vida necesitaba algo más que a Dios para poder estar bien, llegué a mi mayoría de edad sin creer necesitarlo, nadando siempre en contra de la corriente, contra todo, tratando de “llevarla”, esforzándome en mis estudios y siempre esforzándome por ayudar a mi progenitora para llevar el alimento a mi hogar. Una ideología siempre en mi cabeza: “No necesito de Dios”.

En numerosas ocasiones me vi en la necesidad de pedirle a Él por mi auxilio sin tener otra salida, y obteniendo como respuesta lo que siempre asumí: una negativa. Cada vez era mucho más fuerte mi rencor hacia Él. Toda una vida de portarme bien, hacer las cosas correctas siempre luchando contra todo.

No es tu culpa si naces alejado de Dios, pero si lo será si tus hijos lo hacen

El bautismo de ninguna iglesia no llegó a mí siendo un bebé, crecí en una familia disfuncional en donde acercarse a la iglesia no era tan importante, era más imprescindible llevar los alimentos a la casa y recibir educación, nunca observé en mi familia una necesidad de ir a ninguna iglesia. Nunca creí tenerla.

Pasaron muchos años hasta que pisé por primera vez una iglesia, sentí algo tan falso, vacío e innecesario. Fue una experiencia poco agradable en donde tuve la oportunidad de vivir una Misa por compromiso (era la Misa de mi graduación) en donde ni siquiera mi madre estuvo presente, Tenía que seguir lidiando con su forma de sacarnos adelante junto con mi hermano mayor quien ya llevaba muchos años apoyando a mi madre, hermano que abandonó sus estudios para poder trabajar.

Todo siempre me alejó de la iglesia y consecuentemente de Dios. Gracias a que no tuve un ejemplo cercano, alguien que guiara mi camino para poder entender las cosas.

Dios te busca constantemente

Tras un matrimonio civil fallido con una esposa “católica” mi fe se iba acabando, a pesar de jactarme constantemente de mi autosuficiencia sin Dios, siempre tuve algo de fe en mi corazón. Guardé la esperanza que un día las cosas cambiarían y Dios voltearía a ver hacia a mí. En este punto de mi vida me di cuenta que sí creía en Dios. Únicamente que siempre con mi afán de culpar a alguien más por mi falta de fe me hacía creer que no era su hijo, como lo decían personas que se enteraban que no era bautizado.

Es algo tan inefable las maneras en que Dios se manifiesta, En este punto cada día vivía pidiendo pruebas y poniendo a prueba la existencia de ese ser supremo. Y es allí en donde vienen a mí todos los acontecimientos que es su momento creí malos y que acechaban mi cabeza eclipsando cada bendición que tenemos en nuestra vida.

Cierta ocasión una persona me pidió un favor: Acompañarla a Misa. Acepté de inmediato ya que era necesario, de no hacerlo, esta persona perdería este evento tan importante para ella. Para esta ocasión ya habría tenido otras oportunidades de entrar en una iglesia. Esta vez fue diferente, Dios envió a un ángel y en un hecho tan cotidiano para él, me cambió la vida. Este evento desencadenó una serie de vivencias que me llenaron, llegó a mi vida ese detonante que me hizo primeramente tener una relación con Dios y fortalecerla cada día.

Acepta a Dios, nadie podría vivir sin él

Con el paso del tiempo vas entendiendo cosas que antes te cuestionabas por qué suceden. Es muy importante que abras tu corazón a Dios. Él estará tocando a tu puerta, pero no entrará si tú no se lo permites. El día de hoy soy una persona bautizada que trata de ser digno de comulgar en Misa cada domingo junto a mi amada esposa, quien fue ese ángel enviado por Dios para rescatarme.

Te invito, no como un fanático religioso, si no como amigo. Busca a Dios, Él está allí esperando por ti. Ábrete a él, por más fuerte que pretendas ser, te aseguro que lo necesitas. No permitas que como a mí, las cosas que te suceden que parecen malas, eclipsen todo lo bueno que está en ti. Dios te cargará cuando ya no puedas más, te dará todo su amor y te hará más fuerte. Voltearas a ver el pasado y te darás cuenta del inmenso amor que siempre te ha tenido, incluso cuando no te creías hijo de Él.

 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis